martes, 14 de abril de 2009

A mis amigas...


Querida amiga:

Quiero dejar en esta carta que escribo, todo lo que supone para mí tenerte cada día a mi lado. Lo nuestro empezó cuando entré en esa clase, donde no conocía a nadie y donde empezaba un nuevo reto en mi camino.
No me di cuenta de que estabas ahí. Quizás no me llamabas la atención, o a lo mejor toda mi atención se centraba en la gente que había conocido antes que a ti. Pero vamos, que tú te hacías notar y fue entonces cuando me di cuenta de tu existencia. Todo pasó muy rápido, tanto como una estrella fugaz, a la cual pedí el deseo de que nunca me permitiera olvidarte.
Ahora yo no sería nadie sin ti. Por las mañanas, tardes y noches te mato a toques. No me encuentro si me fallas un día y no quiero perderte como perdí a “Mi mejor Amiga”, la cual no merece la pena pronunciar.
Sabes que me duele pasar días sin verte y sin notarte cerca de mí. Los días que estamos juntos son los días que vivo, son los días más felices de mi vida, son los días que cuentan en mi existencia. Nunca pensé que me podría llevar tan bien con alguien que no fuera de mi edad, pero mira por donde, si que podía.
Yo, serio (cuando tengo que serlo) y sincero. Tú simpática y alegre. Dos seres tan diferentes pero tan iguales. Tú me das lo que necesito, tú eres mi dosis diaria de alegría y yo te doy mis consejos, tan sabios, pero los cuales no llevo a cabo.
Tu haces que vuelva a ser un niño, tu haces que ría, que juegue, que sueñe, tu eres mi amiga, mi mejor amiga. Nunca me permitiré olvidarte, nunca dejaré que tu cara sea un recuerdo lejano en mi mente.

Espero que ésta carta llegue a las personas a las que va dirigida. Por si no lo sabéis, hablo de ustedes, si vosotras, las que estáis leyendo la carta ahora. Dos personas diferentes pero que entraron de la misma forma en mi vida…

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