martes, 14 de abril de 2009

Estaba removiendo el pasado y mirad lo que me encontre...


He estado hojeando mi agenda escolar del curso 2006/07, si esa que nos costaba 2€ y no nos la queríamos comprar obligados (pero que al final todos terminábamos con ella). Pues eso, que le he estado echando un vistazo y, mira por donde, di con una dedicatoria, de las muchas que tenía, en la cual ponía:

“Querido amigo mío eres un desmadre, me gusta estar contigo, eres de puta madre. Si alguna vez te olvido, cosa que pongo en duda, ahora te lo digo, eres mi locura… Pa´ mi amigo Jhony, ke lo quiero muxo y deseo que nunca nos separemos.”

Pues eso no es lo que más me llama la atención, lo que más me llamó la atención es que, con esa persona, la que me dedicó esas palabras y con la que me unía una “fuerte” amistad, ya no tengo relación y no está en mi grupo de amigos, ni yo en el suyo. Aunque hay alguien que nos une todavía, mi verdadera amiga, la que supo perdonar mis acciones al saber porque lo hacía.

Esa persona desapareció absorbida por su novio, ella no supo valorar la amistad que le daba. Ella no supo ver lo que sentía y lo que quería de ella. Ella no valoró que yo mintiera a mis AMIGOS. Y que al fin y al cabo acabara siendo como ella.

Ahora, cuando salgo y llegó a los lugares que solíamos frecuentar (el parque de mi calle, el balancín en el cual nos “peleamos” para montarnos, el depósito de agua donde más tarde se inició nuestra separación,…etc.) me inundan recuerdos y preguntas como, por ejemplo: ¿En qué habré fallado?¿Cómo habremos llegado al punto de no hablarnos?¿Cómo es posible que no quede nada, en nosotros, de lo que fuimos antes de llegar a este punto de pasotismo? Pero recordando y analizando me doy cuenta de que yo no tuve la culpa y que ella debe saber que yo no sé responder a esas preguntas que, creo, también se formulará cuando nos vemos en el autobús, en la calle, o en el parque de los recuerdos…

Ahora no quiero quitarle tiempo de su nueva vida, de la vida que vive con sus nuevos amigos. Ahora me doy cuenta que nuestra amistad estaba cosida con hilo de mala calidad. Y todo por no querer, no, por no poder. Pero me gustaría hacerle una última pregunta…la cual esperaré a que ella me dé un sí para formularla.












A mis amigas...


Querida amiga:

Quiero dejar en esta carta que escribo, todo lo que supone para mí tenerte cada día a mi lado. Lo nuestro empezó cuando entré en esa clase, donde no conocía a nadie y donde empezaba un nuevo reto en mi camino.
No me di cuenta de que estabas ahí. Quizás no me llamabas la atención, o a lo mejor toda mi atención se centraba en la gente que había conocido antes que a ti. Pero vamos, que tú te hacías notar y fue entonces cuando me di cuenta de tu existencia. Todo pasó muy rápido, tanto como una estrella fugaz, a la cual pedí el deseo de que nunca me permitiera olvidarte.
Ahora yo no sería nadie sin ti. Por las mañanas, tardes y noches te mato a toques. No me encuentro si me fallas un día y no quiero perderte como perdí a “Mi mejor Amiga”, la cual no merece la pena pronunciar.
Sabes que me duele pasar días sin verte y sin notarte cerca de mí. Los días que estamos juntos son los días que vivo, son los días más felices de mi vida, son los días que cuentan en mi existencia. Nunca pensé que me podría llevar tan bien con alguien que no fuera de mi edad, pero mira por donde, si que podía.
Yo, serio (cuando tengo que serlo) y sincero. Tú simpática y alegre. Dos seres tan diferentes pero tan iguales. Tú me das lo que necesito, tú eres mi dosis diaria de alegría y yo te doy mis consejos, tan sabios, pero los cuales no llevo a cabo.
Tu haces que vuelva a ser un niño, tu haces que ría, que juegue, que sueñe, tu eres mi amiga, mi mejor amiga. Nunca me permitiré olvidarte, nunca dejaré que tu cara sea un recuerdo lejano en mi mente.

Espero que ésta carta llegue a las personas a las que va dirigida. Por si no lo sabéis, hablo de ustedes, si vosotras, las que estáis leyendo la carta ahora. Dos personas diferentes pero que entraron de la misma forma en mi vida…